Se acerca el final del verano. Ha sido especialmente duro este año. Salvo los potreros que permanecen verdes gracias al efecto benéfico del riego, muchas extensiones muestran ese color amarillo y agreste que solamente una larga y dura sequía puede dejar tras de sí. Vienen las ¨aguitas de mayo¨ que serán en unas pocas semanas el abreboca del invierno. Los rebaños esperan la llegada del agua que vivifique la tierra y le regale nuevamente el verdor perdido.
Ha comenzado también la ¨parición¨de las vacas que estaban preñadas. Se va llenando poco a poco la becerrera a medida que los peones van rescantando a los becerros que las vacas han ido escondiendo por los mogotes. Se les aparta para que puedan amamantarlos y cuidarlos.
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